Pues bien, normalmente, entre la gente, se encuentra muy extendido un concepto de tiempo libre que a duras penas podemos aceptar como válido. Se entiende a calificar este tiempo como aquél en que no hacemos nada; pero, ¿realmente esto es así? A mi parecer, su sentido o significado va más allá del mero descanso o inactividad. El llamado tiempo de ocio es precisamente aquél en que saliéndonos de la monotonía podemos poner en práctica nuestros deseos, deleitándonos con nuestras justas aficiones, lo cual será mucho más precioso que desarrollar todo tipo de actividad.
La persona que realiza aquello que le atrae, es una persona, en la mayoría de los casos, mucho más alegre y feliz, dado que al encariñarse con un ambiente que para ella le resulta agradable, se siente útil, pues es partícipe de una misión que debe llevar a cabo a través de todos los medios posibles, aunque con dicha labor sólo consiga una autosatisfacción.
El individuo, además de formar parte de un sistema rutinario y monótono, del que desgraciadamente es prácticamente imposible salir, siente la necesidad de ser él mismo, de manifestar su propia personalidad, evitando así que sea absorbida por dicho sistema. (Si, como decía anteriormente, él acepta el erróneo concepto de "tiempo libre" como tiempo de no hacer nada, llegará así tiempo en que ante el aburrimiento como única solución, recurrirá a aquello que realiza cotidianamente, considerándolo imprescindible, es decir, ha perdido su propia idiosincrasia). Por el contrario, aquéllos que le dan al tiempo de ocio el calificativo de ser aquél en que uno desarrolla sus gustos y preferencias, lograrán potenciar su personalidad, evitando su posible truncamiento o absorción de ésta.
Sin embargo, hasta aquí he analizado únicamente el concepto más positivo de "tiempo libre", pero, ¿hasta qué punto gozamos en la actualidad de un tiempo propio, en el que podamos poner en práctica nuestras pretensiones?
Saludos compañeros
